martes, 30 de agosto de 2011

De cómo el Sr. Mockinpott consiguió liberarse de sus padecimientos, de Peter Weiss

¿Por qué Peter Weiss?

E indudablemente surge una nueva pregunta, y por qué no Peter Weiss?, pero “por qué no?” también es solo una construcción, más contundente que la primera por cierto, pero sigue siendo solo eso y no nos alcanza para justificar nuestra elección.  Sí, los supuestos que aquí intentaremos desarrollar.
A la insuficiente contundencia expresada inicialmente debemos contraponer los textos del autor alemán y particularmente los que integran “De Cómo el Sr. Mockinpott consiguió liberarse de sus padecimientos”.  No estamos hablando  solo cuadros bien acabados y bellas imágenes, sino y sobre todo, creemos que aquí radica su mayor mérito, claridad y toma de posición política. Claridad frente a una sociedad inmersa en la banalidad, en el extremo individualismo, mezclada, confundida, intelectualmente agonizante, ahogada y debilitada por los más miserables e inhumanos intereses económicos. Y toma de posición política como respuesta frente a este estado de cosas. Invitándonos, para decirlo de un modo cortés, a tomar partido, a accionar, a operar un cambio. A suprimir el mal funcionamiento, a reemplazarlo. Es por ello que a Weiss ya no le interesan los conflictos individuales “de alcoba”, sino aquellos que involucren a los diferentes actores sociales, a las grandes estructuras, a aquellos que oprimen al hombre actual y lo cosifican.  Es allí donde se instala el verdadero peligro, los núcleos que hay que combatir.
Ahora bien, el material con el que Weiss siempre ha trabajado es la realidad. Y a la vez fue esta la que le devolvió de manera contundente la situación del hombre actual. Con esa contundencia, como dijimos, escribe, confronta, hace combatir a sus personajes y debate, con un único fin: que de igual forma suceda en la platea. Sus trabajos no son pasatistas o románticos, ni se cierran con finales bien acabados y definitivos. Es el espectador quien debe hacer la mayor operación de todas, digerir, reflexionar, tomar una posición. Es imposible no hacerlo frente a sus producciones.   Para bien o para mal siempre nos toca la mayor parte del trabajo. Nunca quedamos exentos de dicha participación, así lo intentemos. Sin caer en largos debates intelectuales que no conducen a ninguna parte, su teatro es netamente político y no pretende ser otra cosa. Tiene la particularidad de no indicarnos de manera precisa,  y detallada las pautas que nos conducirán al cambio.  Insistimos es una operación que debe realizar el espectador.

En “De cómo el Sr. Mockinpott consiguió liberarse de sus padecimientos” la contundencia se encuentra sintetizada en el nivel de las acciones. Ellas son, en definitiva,  el motor de la historia; es decir, el actor como un todo será quien no sólo construya y deconstruya los diferentes tipos presentados en la obra sino quien además efectúe los emplazamientos necesarios y movimientos escenográficos, para montar cada uno de los cuadros.
Este acento en el cuerpo es el punto coincidente con nuestro recorrido teatral. Cabe mencionar que la poética se nutre por los permanentes cruces con el cine mudo, el circo y el clown.




No hay comentarios:

Publicar un comentario